“Lo que hay que tener muy claro es que las mujeres que sufren esta enfermedad no quieren cuerpos esqueléticos, sino cuerpazos”, asegura Patricia Casasús, psicóloga de la Asociación Protégeles. “Lo que parece increíble es que su concepto de la realidad se deforme hasta tal punto que al mirarse en el espejo, y a pesar de estar esqueléticas, sigan viéndose gordas”.
Se ha firmado un convenio con los principales buscadores de Internet (Yahoo, Terra, Wanadoo…) para eliminar las comunidades virtuales creadas por las propias afectadas en las que intercambian información sobre los mejores trucos para perder peso, las dietas, los contenidos pro-Si (técnicas para autolesionarse)… y, sobre todo, para desahogarse.
A pesar de que ya se han cerrado 350 de estas páginas, el peligro de Internet sigue ahí. Las afectadas se sienten parte de un movimiento, de ese sentimiento de grupo por el que ahora muchas de ellas afirman que la anorexia no es una enfermedad sino un estilo de vida. “…Yo no estoy enferma, porque una enfermedad no se elige, y que sepa no tengo ningún virus, ni yo, ni todos/as mis amigos/as que desde todas partes del mundo nos apoyamos y comprendemos…”.
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